Cuando la ciudad se rompe,
se abre el sendero
y se alarga el horizonte,
dejando claro que
lo importante
no es llegar,
sino leer "libertad"
entre surcos y guijarros.
Lo primordial
es sentir a cada paso
la voz de los pájaros,
el roce del viento
o el juego de las nubes que,
cuando lloran,
tan sólo acarician con manos de agua.
Lo esencial
es encontrar en el canto de la soledad,
la certeza de que un mundo,
vivo a pesar de todo,
abre sus puertas al caminante
@ Alfredo Vilchez
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