Juan Antonio Rodríguez Serrano
Oí tu grito silencioso.
Me llegó rodando con el viento
por esa vereda eterna e intemporal
que salva distancias y une corazones.
!Adiós! - dijiste. Sin voz ya.
Sin ver casi la luz de esta primavera que invita a la vida.
Y, entre lágrimas, volví a ver los recuerdos de tus valles, de tus fuentes, de tus montañas,
que ya no serán lo mismo sin ti.
Se ha roto un pasado, el tuyo... Y el mío, por una inesperada certeza
que ha deshecho en nada tu permanente presencia, tu sonrisa irónica,
y ese lazo de origen y destino
que fundía en tu persona ciudad, tiempo, senderos y esperanzas.
! Seguiré sin ti! ! He de seguir sin ti!
Pero has dejado un abismo
donde habré de hundir mis pasos hacia esa oscura puerta,
tras la que, de nuevo podré abrazarte.
@Alfredo Vilchez
El sol severo,
la tierra seca,
la luz de luna,
la piedra abierta,
la mano humana...
y la paciencia
dieron al fruto
su forma nueva
que en la almazara
se hizo esencia,
caudal espeso
y ofrenda cierta.
@Alfredo Vilchez
Dejó pasar la existencia
con la esperanza
de un camino cercano, aunque distinto.
Pero encontró el olvido en esa cercanía.
Y se le fue llenando el alma
con un grito sin voz
que rompía,
lentamente,
su ilusión de vida,
y hundía el horizonte
en la niebla imprecisa
de una total indiferencia
hacia el último e inevitable destino.
@Alfredo Vilchez
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