poemas de septiembre 2017

Le dejaron arrimado a la pared,
- la manta sobre los hombros -
frente a un pasillo gris,
frío como la tristeza
y profundo como el desaliento.

Transcurrió el tiempo sin fijarse en él.
Vio pasar gentes apresuradas
que no advirtieron su presencia,
y se sintió solidario con los extintores,
únicas heridas rojas en el sombrío horizonte.

"Buenos días. Ya nos toca"
dijo una voz detrás suyo.
Y unas manos sujetaron la silla,
dándole la vuelta.

Giraron en una esquina
y el mundo cambió.
Todo era trajín,
personas apresuradas,
cámaras de rayos x
y tránsito de asientos monovolumen,
como el suyo.

Le hicieron la prueba
y lo volvieron a la habitación,
pero, en su recuerdo,
solo quedó fijada,
como a fuego,
la intensa solidad
del inolvidable pasillo vacío.

@Alfredo Vilchez



Aunque la tiniebla envuelva,
aunque parezca sellar
un destino infranqueable,
siento fluir en mi la vida
como el agua guarda la luz del alba
en cada gota inmóvil
que se apoya en la urdimbre,
cautiva aparente de unas hebras
que, más que celda,
podrán ser camino
para salvar el cerco estéril
y renovar el vigor de la tierra fecunda.

@Alfredo Vilchez



Se iba trenzando la cuerda de la vida,
gastada por los años
aunque prieta por la promesa
de un futuro estrecho, si bien firme.

Pero el turbión violento
de una tormenta espesa
cambió en horizonte inesperado
y trajo agrios vientos de trastornos
que desgarraron, poco a poco,
los hilos de la amarra,
dejaron campos de dolor y desaliento,
anularon certezas e ilusiones,
y marcaron un negro sendero
de trágico final.

Mas en las hebras de los últimos cabos
todavía se esconde la esperanza
de salvar la terrible puerta negra
que puede cerrar de golpe la existencia.

@Alfredo Vilchez



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